Una tontería

Tontería. Llámalo tontería.

A veces la cosa más pequeña puede ayudarnos a sobrellevar un poco mejor la vida.

Cuando todo está oscuro a tu alrededor, cuando no hay ni un solo clavo ardiendo donde agarrarte, cuando buscas un salvavidas en un mar embravecido y no lo encuentras cualquier cosa sirve para mantenerte a flote.

Gracias. Me gusta decir esa palabra. Hoy ha sido mi palabra favorita durante todo el día.

Hablar con la persona que deseas en el momento que te hace falta siempre viene bien.

Hoy he visto amanecer.

¿A que me tropiezo?

Últimamente me vengo encontrando en la taberna del Irlandés con un… amigo que hacía años que no veía y no sé si está más alto, más bajo, mas gordo o más delgado… En serio, no lo sé. No me da tiempo a fijarme en esas cosas y eso que ya es la tercera o cuarta vez que coincidimos y nos tomamos algo juntos.

-Hola P. ¿Cómo van tus labios?, digo ¿cómo va eso?

-Por cierto ¿quieres tomarte otros labios?, digo ¿cerveza?

-Ah, si, gracias por los labios, digo cigarro.

-¿Dónde tienes los labios ahora?, digo ¿dónde trabajas ahora?

Ya le he dicho a V. que era la que estaba conmigo el otro día:

-La próxima vez que le vea me tropiezo y le como el morro. TE LO JURO.



Silencio


Quiero silencio.

Estoy cansada de oír como la gente habla y no dice nada. Cómo gastan su tiempo en diatribas.

Estoy harta de ver cómo la gente sufre de incontinencia verbal y me bombardean con una verborrea a la que ni siquiera presto atención.

Hablar por hablar. Hablar y no decir nada.

Odio a los pedantes que, generalmente, son de los que más hablan.

No aguanto a los ignorantes porque siempre son los más atrevidos.

Me pueden los que sólo saben hablar de los demás. Creo que sus vidas están tan vacías que tienen que llenarla con sucesos que les son totalmente ajenos.

Me superan los egocéntricos. Sólo saben hablar de la primera persona del singular.

Quiero silencio. No quiero oír un solo ruido que salga de boca humana. Por ellas sólo salen gilipolleces y necedades.

Prefiero oír el maullido de un gato, el ladrido de un perro o el tubo de escape de un coche.

Hay mil sonidos mejores que los emitidos por los humanos adultos.

Me molesta soberanamente que me bombardeen con chorradas que no me interesan. Que me cuenten sus vidas cuando no tengo el más mínimo interés en saber nada de ellas. Que no entiendan que me gusta estar SOLA, que no les entre en la cabeza que no me muero por saber nada de nadie y que no pillen cuando les tiro, con perdigón lobero, que ando muy liada con alguna cosa.

Prefiero la risa de un niño, el pitido del tren o el cacareo de una gallina.

Así que, por favor, Ignorantes que vivís a mi alrededor:

DEJADME EN PAZ DE UNA PUTA VEZ.