Día de sol

 

 

En la habitación todo es blanco.

La brisa de la mañana que entra por la ventana y mueve las cortinas me despierta y saludo al nuevo día con una sonrisa.

Hace un día maravilloso y quiero aprovecharlo.

Voy a hacer lo que hace tiempo que tengo ganas de hacer...

NADA

Mi perro, que siempre ha sido negro, hoy es blanco como todo lo demás y no está pesado para que le haga caso.

El gato sigue siendo gris, pero como siempre va a su bola me mira indiferente y prefiere seguir durmiendo.

Tengo un ataque de cariño, le cojo en brazos, le achucho y bailo con él durante el poco tiempo que me deja.

Toda la casa se ha vuelto blanca, de un blanco mediterráneo, ese blanco con el que te dan ganas de reír y pensar que no hay nada mejor que ser feliz.

Me ducho y cuando voy al armario veo que toda la ropa es de verano y de colores cálidos, donde, por descontado, abunda el blanco.

Me pongo lo primero que pillo y me voy a la calle.

La gente, a la que no tengo el gusto de conocer, me saluda alegremente.

Dirijo mis pasos hacia la playa, que ni siquiera sé que está, pero en este día de sol en el que me he levantado sin duda encontraré.

No tengo que caminar mucho y... voila, ahí esta. Menos mal que me dio por ponerme un bikini...

Me tumbo en la arena calentita y mientras suspiro el sol posa sus rayos sobre mí.

Cierro los ojos, escucho y siento.

Escucho las olas del mar.

Escucho alguna gaviota que, ojalá, no me deje caer nada encima.

Escucho el latido de mi corazón.

Y siento.

Siento el tacto de la arena bajo mi cuerpo.

Siento el aire mover mi pelo y correr por mi cuerpo.

 

Soy tan feliz que no necesito más.

El sol brilla, tengo el mar a mi lado y no hay nada de qué preocuparse.

Poco a poco me voy quedando dormida y sueño.

Sueño con un sitio donde siempre llueve,

donde hay un perro negro que siempre está llorando para que le haga caso.

donde hay un gato gris que pasa olímpicamente de mí.

Sueño que siempre estoy triste y sin esperanza de que mi estado de ánimo mejore.

Sueño con gente que siempre me llama, que siempre necesita que les ayude en algo.

Me parece todo tan feo que hago un esfuerzo por despertarme.

Ya despejada me digo:

"Menos mal que he conseguido volver de ese mundo real. En el de los sueños, sin duda, estoy mucho mejor".

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